De: PATRICIA RAYBON.

En su cama de hospital, Marie Coble se alegró al ver al repartidor que probablemente le había salvado la vida. Se había caído en la entrada de su casa y golpeado la cabeza, lo que le causó una hemorragia cerebral. Al verla, Raheem Cooper la ayudó, mientras llamaba a los paramédicos. Ahora, la visita en el hospital y suele llevarle dulces.

Esta historia me recuerda la parábola del buen samaritano que Jesús relató en respuesta a la pregunta de un experto sobre qué debemos hacer para heredar la vida eterna. Jesús dijo que hiciera lo que «está escrito en la ley» (Lucas 20:26), incluido amar al prójimo como a uno mismo (v. 27). Pero el experto preguntó: «¿Y quién es mi prójimo?» (v. 29).

Entonces, Cristo describe a un hombre atacado por ladrones que lo dejaron medio muerto. Dos personas, un sacerdote y un levita, pasaron de largo, «pero un samaritano […] fue movido a misericordia; […] vendó sus heridas […] y cuidó de él» (vv. 33-34). Su ayuda fue activa, urgente y sin discriminación.

Luego, Jesús preguntó quién de esos tres era prójimo del hombre. «El que usó de misericordia con él», dijo el experto. Jesús agregó: «Ve, y haz tú lo mismo» (vv. 36-37). En Cristo, podemos encontrar compasión para mostrar su amor y no pasar de largo.

REFLEXIÓN:

¿En qué necesitas misericordia? ¿Cómo puedes mostrarla?

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