Por: GILBERTO GONZÁLEZ HERNÁNDEZ.
Así también las pruebas, lo genuino permanece, lo falso se está rompiendo.
Recuerda esto; las batallas son puentes para avanzar y nunca para tu propósito en Dios arruinar.
“Nuestro sufrimiento tiene un patrón divino que solo podemos ver mirando hacia atrás, donde cada obstáculo se convierte en una oportunidad, y cada prueba se convierte en un puente.”
La honda de David no solo mató a un gigante; le dio promoción a un humilde pastor al palacio, y cada piedra en ese arroyo se convirtió en un trampolín hacia un trono que aún no podía imaginar.
El descenso de José al pozo, las falsas acusaciones que lo encadenaron en la oscuridad, los años de sueños olvidados en la prisión del Faraón; estos no eran desvíos de su propósito, sino el mismo camino que lo llevó a él.

Somos tan rápidos para orar por la eliminación de nuestras batallas, sin reconocer que Dios está construyendo puentes entre los escombros, construyendo caminos para avanzar con las mismas piedras que nuestros enemigos nos lanzan. Cada desierto tiene una coronación, cada prisión contiene un ascenso, cada gigante guarda una puerta de entrada. La pregunta no es si enfrentarás batallas, lo harás, sino si las reconocerás por lo que realmente son: no obstáculos a tu destino, sino la única manera de alcanzarlo.
Mira hacia atrás ahora a las batallas que casi te rompen, las traiciones que se sintieron como un entierro, las acusaciones que trataron de definirte. ¿Puedes verlo? ¿Cómo cada herida se convirtió en una puerta, cómo cada contratiempo fue en realidad una trampa, cómo la cosa que quería destruirte se convirtió en la forja donde tu carácter estaba templado para una mayor gloria?
Este es el misterio del reino: nuestros mayores avances están siempre al otro lado de nuestras batallas más duras, y la gente que conoce a su Dios no sólo sobrevive al fuego; emergen lo suficientemente fuertes como para hacer hazañas (Daniel 11:32). La intimidad forjada en el horno produce una fe que mueve montañas.
Por lo tanto, cuando el próximo gigante aparezca, cuando el próximo testigo falso se levante, cuando se asome la angustia y preocupación por un diagnóstico médico, cuando el siguiente hoyo bosteza delante de ti, recuerda: este no es tu fin. Este es tu puente.
Dios no te está castigando; te está posicionando. ¿Y la batalla que estás enfrentando ahora mismo? Es simplemente el lugar de nacimiento de tu próxima bendición, la estrecha puerta a través de la cual caminarás hacia el espacioso lugar que él está preparado. Cruza ese puente con coraje. Tu avance está esperando en el otro lado. Bendecido día y sean bendecidos todos mis amigos y amigas de mi Facebook.
FACEBOOK: Gilberto González Hernández.
CORREO ELECTRÓNICO: pastgil@yahoo.es
LAS MEDITACIONES, TAMBIÉN LAS PUEDES ENCONTRAR Y LEER EN EL PERIÓDICO DIGITAL: yodigoyopregunto.com EN LA SECCIÓN DE INFORMACIÓN GENERAL (Suscríbete Sin Costo Alguno).





Deja un comentario