Por: GILBERTO GONZÁLEZ HERNÁNDEZ.

Hay algo fascinante sobre José, el esposo de María, que me ha impactado profundamente: en toda la Biblia, no hay un solo verso donde él diga algo. Ni una palabra registrada. Ni un discurso. Ni una oración citada. Nada.

Y sin embargo, este hombre silencioso es uno de los personajes más poderosos del Nuevo Testamento.

¿Por qué? Porque José nos enseña algo que hemos olvidado en nuestra era de redes sociales, opiniones instantáneas y necesidad de ser escuchados: A veces lo más importante no es lo que decimos, sino cómo vivimos.

José recibió una noticia que pudo haberle destruido la vida: su prometida estaba embarazada, y él sabía que no era suyo el hijo. En esa cultura, esto era devastador. Esto era perder tu reputación, tu futuro, todo lo que habías trabajado para construir. Era el tipo de noticia que te paraliza, que te hace decir cosas de las que después te arrepientes, que te lleva a tomar decisiones alocadas.

Pero José hizo algo extraordinario: guardó silencio.

No salió a defenderse. No comenzó a explicar su versión de la historia. No armó un drama público. Simplemente guardó silencio en su exterior… y esperó en su interior.

Y fue en ese silencio donde Dios pudo hablarle.

Esa misma noche, mientras José dormía (porque cuando guardas silencio correcto, puedes descansar incluso en medio de la crisis), Dios le envió su primera notificación del cielo: un ángel en sueños diciéndole exactamente qué hacer.

Aquí está la lección poderosa: La noticia humana te dice LO QUE ESTÁ PASANDO. La notificación del cielo te dice LO QUE TIENES QUE HACER.

Las noticias te confunden. Las notificaciones divinas te traen claridad. Las noticias te paralizan. Las notificaciones del cielo te movilizan. Las noticias te llenan de preguntas. Las notificaciones divinas te dan instrucciones.

Dios no le explicó a José toda la teología detrás de la encarnación. No le dio un seminario sobre cómo el Espíritu Santo obró el milagro. Simplemente le dijo: «José, esto es lo que vas a hacer mañana: aceptarás a María, le pondrás por nombre Jesús a ese niño, y confiarás en mí.»

Y cuando José despertó, la Biblia dice algo hermoso y poderoso: «hizo como el ángel del Señor le había mandado.»

No pidió confirmación. No buscó consejo de cinco personas diferentes. No esperó a «sentirse listo». SIMPLEMENTE OBEDECIÓ.

José nos enseña que la obediencia inmediata es la respuesta correcta a las notificaciones divinas.

Bendecido Martes y bendiciones a todos. Seguimos orando por las personas que están enfermas u hospitalizadas como mi hermano amado Ricardo Giacoman 🙏.

FACEBOOK: Gilberto González Hernández.

CORREO ELECTRÓNICO: pastgil@yahoo.es

LAS MEDITACIONES, TAMBIÉN LAS PUEDES ENCONTRAR Y LEER EN EL PERIÓDICO DIGITAL: yodigoyopregunto.com EN LA SECCIÓN DE INFORMACIÓN GENERAL (Suscríbete Sin Costo Alguno).

Deja un comentario

Tendencias