Por: GILBERTO GONZÁLEZ HERNÁNDEZ.

Durante la guerra, el objetivo número uno del enemigo es eliminar todos los aspectos de la comunicación entre el Comandante y sus tropas.

Si el enemigo tiene éxito en su objetivo, las tropas no tienen a nadie que los guíe o aliente en la batalla que están librando e inevitablemente se encontrarán cansados, perdidos y desanimados.

Tal es el caso de los creyentes y Dios. Si uno no busca su sabiduría, guía y fuerza para vencer las batallas del día a día contra nuestra carne, el mundo y el enemigo de nuestras almas, ya hemos perdido la batalla y podemos considerarnos espiritualmente desaparecidos, impotentes, frustrados y derrotados.

Destinados a vagar sin rumbo a través de campos minados espirituales, con cables trampa en cada turno.

“Para caminar en victoria, proteger y cuidar nuestro tiempo diario de oración y meditación de Su Palabra, deben convertirse en una prioridad.”

Antes de que pensemos en las batallas del día que tenemos ante nosotros, debemos posicionarnos humildemente de rodillas ante el trono de gracia y misericordia delante de Dios, ponernos toda la armadura de Dios sin olvidarnos del escudo de la fe.

Aprender y aplicar su sabia estrategia para el día y mantenernos firmes.

¡Al hacerlo, podemos caminar audazmente hacia el campo de batalla, sabiendo que Dios preserva nuestras vidas y sus bendiciones y la victoria están garantizadas!

Bendecido lunes y bendecida semana a tod@s.

FACEBOOK: Gilberto González Hernández.

CORREO ELECTRÓNICO: pastgil@yahoo.es

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