Por: GILBERTO GONZÁLEZ HERNÁNDEZ.
Todo creyente en Cristo debe saber o debe estar entendido que las batallas se libran espiritualmente.
Lo que pasa en lo natural, es en gran parte lo que está sucediendo en el mundo espiritual… las regiones celestes.
Dios nos dice en su Palabra, “Revístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las asechanzas del diablo. La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!” Efesios 6:11-12 RVC
Debo aclarar que no toda la culpa es del diablo y que no soy de los que creen que los demonios andan detrás de nosotros, (los demonios NO SON omnipresentes, NI omnipotentes, ya fueron exhibidos y vencidos en la cruz del calvario) pero lo que sí sé más allá de la sombra de duda que estamos en guerra, “Todos los días.” Para bien o para mal. No hay punto medio.
Cuando Pablo escribió Efesios 6, no nos dijo que corriéramos, que nos escondiéramos o negociáramos con la oscuridad. Nos dijo que nos levantáramos – once veces, de hecho. Esa repetición no es accidental es intencional. “Es énfasis divino”. No estamos llamados a retirarnos mucho menos a rendirnos, estamos llamados a resistir.
«ponerse» la armadura de Dios no es solo lenguaje poético, romántico, es preparación diaria personal. Requiere reflexión, confesión, coraje y determinación.
– Para abrocharnos EL CINTURÓN DE LA VERDAD.- primero debemos admitir y discernir, dónde hemos sido engañosos – con otros o con nosotros mismos.
– Para llevar LA CORAZA DE LA JUSTICIA.- antes de reclamar justicia, debemos rendir nuestro pecado que hemos justificado.
– Para colocarnos EL YELMO DE LA SALVACIÓN.- debemos proteger nuestra mente de las mentiras que nos hacen dudar de quién es Él y quiénes somos en Cristo.
– Para mover nuestros pies con EVANGELIO DE LA PAZ.- debemos elegir caminar hacia donde Dios nos lleve, no donde nuestros pasos nos quieren desviar.

– Y no olvidemos tomar el ESCUDO DE LA FE. – para apagar los dardos de fuego, no son petardos, ni flechitas, vienen con toda la intención de consumirnos y quemarnos, pero nuestra fe está cimentada en la obra de lo que Cristo hizo por nosotros.
– por eso tomemos con mano firme LA ESPADA QUE ES LA PALABRA DE DIOS.- “ESCRITO ESTÁ” creo todo lo que Dios dijo que soy, obedeceré todo lo que en ella está escrito, tendré todo lo que Dios dice que me dio como herencia.
Cada pieza de la armadura se forja con la humildad. No solo nos «ponemos»; nos sometemos a ello. Confesamos, nos arrepentimos y nos cubrimos de justicia – de Su justicia – no la nuestra.
Y aclaremos uno de los mitos más grandes de la vida cristiana: la paz no es la ausencia de guerra espiritual. La paz es la presencia de la justicia en medio de la guerra. Al menos en este lado de la eternidad.
Yo tengo más que comprobado que; Ningún plan, ninguna arma forjada contra mi o mi familia prosperará y tengo permiso de condenar toda lengua que se levante contra mi en juicio. Por que …“CUANDO ESTAMOS BAJO LA SOMBRA Y BAJO LAS ALAS DEL OMNIPOTENTE, SOMOS MÁS QUE VENCEDORES POR MEDIO DE JESUCRISTO QUE NOS AMO”.
Bendiciones y bendecido día a todos.
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