Las Herramientas, no Privilegios, que Reclaman las Juventudes.
Por: LUCIO RAMÍREZ MEDINA.
Según Luis Wertman Zaslav, Comisionado del Servicio de Protección Federal, las juventudes demandan herramientas, más que privilegios; y es así que cuestiona: ¿Qué quiere un joven? ¿Qué necesita para vivir con dignidad? ¿Qué espera del mundo que lo rodea? Más allá del idioma, la geografía o el contexto económico, existen aspiraciones que trascienden fronteras: construir una vida con propósito, acceder a oportunidades reales y formar parte de una sociedad justa, segura y en movimiento.
Asegura que un joven, en cualquier rincón del planeta, anhela lo mismo: educación de calidad, empleo digno, vivienda accesible, seguridad para caminar libremente, y una comunidad que lo escuche, respete e integre. No pide privilegios. Pide herramientas. No exige garantías de éxito, sino condiciones reales para intentarlo con libertad y esperanza. Una educación útil no es sólo una escuela limpia. Es una formación que le brinde habilidades reales para un mundo cambiante: programación, idiomas, pensamiento crítico, inteligencia emocional, trabajo en equipo y herramientas digitales. Eso empodera a un joven para competir globalmente sin tener que abandonar su país.
El siguiente peldaño es el empleo. Pero no uno precario. Hablamos de trabajos que respeten su tiempo, su dignidad y su salud mental. Que lo impulsen a crecer, aprender y liderar. Luego viene una necesidad tan básica como profunda: la vivienda. Formar un hogar digno, vivir cerca del trabajo, contar con transporte accesible y con un entorno seguro. Cuando eso se cumple, la calidad de vida se multiplica. Y nada de eso sirve sin seguridad.
A eso se suma un ingrediente clave: respeto, inclusión y participación. Un joven necesita saber que su voz cuenta, que puede decidir, emprender, expresarse, fallar y volver a intentar. Que hay espacio para su arte, su ciencia, su visión. Que puede aspirar… y lograr.
Esto es aún más urgente en contextos donde los jóvenes han crecido con desigualdad, incertidumbre o violencia. Ahí, garantizar oportunidades no es un lujo: es una obligación moral y estratégica. Porque cuando se apaga la esperanza de los jóvenes, se oscurece el futuro de todos. ¿Qué debemos hacer?
– Si eres autoridad: invierte donde más se necesita. No en discursos, sino en becas útiles, infraestructura educativa, programas de primer empleo, transporte digno, vivienda accesible y espacios seguros.
– Si eres empresario o empleador: reconoce el valor de la juventud. Contrata, capacita, escucha. Los jóvenes no son mano de obra barata: son socios del futuro.
– Si eres docente, mentor o guía: siembra autoestima, visión y valores. Cada palabra puede transformar una vida. Educar no es informar: es inspirar y acompañar.
– Si eres joven: no esperes a que todo se resuelva. Participa, propón, aprende, crea, insiste. Encuentra tu propósito y compártelo. Sé creador del buen futuro.
-Y si eres sociedad —como todos lo somos—: recuerda que el mundo que construyamos será el que ellos habiten. Cada decisión deja huella en su porvenir.
Luis Wertman Zaslav reitera, pues, que las prioridades de los jóvenes no son caprichos ni exigencias egoístas. Son la base de cualquier sociedad que quiere futuro. No hay desarrollo, estabilidad ni paz duradera sin juventud con rumbo, con herramientas, con ilusión… y con compromiso de prepararse, participar y construir.Los jóvenes son los primeros en querer hacer el bien, haciéndolo bien. Sólo necesitan que les demos las condiciones, el respeto y la confianza para lograrlo.¡Sin manipuladores ni falsas promesas!.
*Licenciado y Maestro en Periodismo
lurame_3@hotmail.com @luciorm






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