“A los que amamos a Dios todo nos ayuda para bien”. ES BIEN FÁCIL DECIRLO PERO ES BIEN DIFÍCIL VIVIRLO.

Por: GILBERTO GONZÁLEZ HERNÁNDEZ.

Cuando estamos pasando un proceso por un desierto es bien complicado describirlo, no hay palabras, nosotros ya hemos estado ahí y no te lo hablo por hablar.

Los procesos en el desierto son temporadas que parecen no terminar.

Son lugares de frialdad y extremo calor, en los desiertos hay oscuridad que parecen interminables, hay sequedad de dolor y confusión donde a nadie le gustaría estar.

Pero algo sorprendente y maravilloso de los que estamos caminando con Dios, es que en medio del desierto te encuentras con «oasis» que se convierten en momentos y lugares llenos de amor, de gracia, de fuerza, de refugio, de descanso y consuelo.

“Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón.(OSEAS‬ ‭2‬:‭14‬)”…Pude encontrarme de una manera más profunda con mi amado Señor y Salvador y puedo decirte que eso salvó mi vida.

José habló a sus hermanos después de su proceso en ese desierto espiritual y les dijo estas palabras de redención en Génesis 50:20; “Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios cambió ese mal en bien para hacer lo que hoy vemos: para salvar la vida de mucha gente.”

» Estas palabras fueron pronunciadas por un hombre bien familiarizado con la traición y sintiéndose cansado de la batalla.

Dios no desperdició ni una gota de las lágrimas y el dolor de José.

¡Y Dios no desperdiciará el tuyo tampoco! El enemigo va a tratar de hacerte tropezar y hacerte pedazos con el hiriente silbido de que todo este sufrimiento es en vano. No te atrevas a escuchar…¡no hagas caso! Sécate tus lágrimas y sigue adelante.

Tu historia rendida a las manos de Dios, tendrá un propósito más allá del dolor para traer un bien a mucha gente.

Cierra los ojos y respira. Eres valiente, a los ojos de Dios eres de gran estima, elegido llamado y fiel, sostenido por las manos que sostuvieron una pesada cruz, eres un soldado condecorado en esta dura batalla con un final glorioso.

“Estoy declarando sobre ti que el Señor te restaurará, te redimirá y escribirá su gloriosa historia en las páginas de tu vida”.

Puede que el viaje no se parezca en nada a lo planeado o imaginado, pero soy un convencido contigo que Dios está trabajando las cosas de maneras que aún no puedes ver… ¡Pero cuando lo hagas, levantarás tus brazos en alabanza y grande victoria, para la gloria de Dios!

Aquel viejo canto dice; sigue adelante sigue, que no te importe nada, olvida el qué dirán, pues los demás no te van ayudar, El que te ayuda es el Señor y El que te sacará adelante es El precioso Consolador, el Espíritu Santo de Dios. Búscalo, adóralo, síguelo y ama a Dios con todo tu corazón, lo mejor esta por venir.

Bendiciones a todos. Si Dios es por nosotros ¿quién contra nosotros?

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