Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha transportado al reino del Hijo de su amor, Colosenses 1 : 13 NKJV.

Por: GILBERTO GONZÁLEZ HERNÁNDEZ.

Tardamos pero lo estamos logrando, no sé si a la mitad de nuestro camino o estamos en la recta final del mismo, pero no hay nada más agradable y que produzca tanto gozo en nuestros corazones, que oír la voz de su Espíritu… “Lo están haciendo bien, sigan agrandando y complaciendo el corazón del Padre”

Hay algo agitando en los corazones de la gente de Dios. Muchos que somos pastores y hemos respondido a ese llamado, nos gozaremos viendo a las multitudes venir a Jesús, pero será un deleite mayor, ver a un remanente de hombres y mujeres, rendirse, entregarse y convertirse en verdaderos discípulos de Jesús.

Un discípulo no es alguien que se identifica como cristiano u oyente o asistente regular de una iglesia local.

Un discípulo de Jesús es un cristiano que elige seguir y ceder su vida a Dios y también elige una vida de sacrificio por Dios y los demás. No puedes amar una vida que claramente va contra lo que Jesús enseñó y ser su discípulo. Cuando no caminamos con él en la luz estamos en oscuridad.

Su amor y luz abundan tanto y Él es tan bueno que 100% de su amor y promesas SIEMPRE están disponibles para todos nosotros.

Sin embargo, todavía tenemos que elegir a Jesús. No es suficiente que Jesús nos elija. Él nos eligió a todos cuando fue a la cruz para destruir el poder del pecado, de la maldición y la muerte. Dios nos creó para estar en su luz. Para caminar con Él. Debemos enseñar a otros a entender que ser discípulo de Jesús no se trata de seguir reglas por las que seremos castigados, por no seguir.

No se trata de tener miedo de Dios, así que…”nos portamos bien y somos personas de buena moral y educados”. Ser discípulo se trata de estar enamorado del que ama nuestra alma y nos anhela celosamente. Del Dios que nos ama tanto que envió a su hijo a morir por nosotros. Se trata de amar tanto a Dios que deseamos estar con Él cada momento y vivir consientes de su presencia con nosotros a cada instante de nuestro día. Es cuando nos acercamos a Él en humildad y sacrificio de uno mismo mediante vosotros a Su Espíritu que las promesas de la Biblia comienzan a cobrar vida en nuestras vidas. Esto es mucho más que identificarse como cristiano, es caminar con Jesús.

Se trata de tomar su cruz cada día y dar nuestra vida a algo más grande que nosotros mismos. Este año de nuestra vida hemos asumido el reto de renunciar a muchos para preparar a pocos que quieren obedecer y seguir a Jesús y servirlo con amor, de esa manera podamos reflejar el amor de Jesús al mundo y transformar el mundo interior de nuestras vida, nuestras familias y de quienes nos rodean.

Si vamos a la iglesia o no. Les animo a todos. Primero a entregarle tu corazón y tu vida a Jesús y posteriormente a decirle “Sí a Jesús, te quiero amar y te quiero servir”. Y a morir cada día a nuestra carne, nuestro “yo” nuestra voluntad y decirle sí a su voluntad a su propósito y su plan.

Deja que su espíritu cobre vida dentro de ti. Únete a nosotros en la mayor historia de amor en la historia de la humanidad. Bienvenidos al Reino de su amor, como verdaderos discípulos de Él… “Ya no los llamaré siervos, por que el amo no confía sus asuntos a los esclavos. Ustedes ahora son mis amigos, por que les he contado todo lo que el Padre me dijo. (Juan 15:15)

Que Dios les bendiga a todos y que sigamos haciendo sonreír y alegrando el corazón de Dios. ¡Adelante!

Casi lo olvidaba; pero agradezco infinitamente a mi amada esposa Argelia por ser una excelente maestra para compartir fielmente y diligentemente “la cruz del discípulo” Gracias por tu dedicación y consagración a este precioso servicio a Dios.

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